miércoles, 24 de noviembre de 2010

Es ligero equipaje para tan largo viaje

A ciertos días (más bien pocos) de nuestra salida desde Santander, ya tenemos todo medio preparado, y decimos medio, porque entre semanas de exámenes, trabajos, exposiciones y demás no nos queda ni un minuto para respirar.
Meternos en el aula de usos múltiples y ponernos manos a la obra, nunca mejor dicho, con nuestro teatro nos hace evadirnos un poco de todo el lio que supone formar parte del bucle de la rutina de los estudiantes.
Reimos, cantamos, actuamos, gritamos pero sobre todo compartimos. Compartimos horas, minutos y segundos de nuestro tiempo, recreos, horas libres, comidas e ilusión, la ilusión que nos hace cada día tachar en el calendario cada cuadradito con su número y contar las dos semanas "y pico" que nos quedan para aterrizar en la que está siendo la ciudad más nombrada por los pasillos y aulas, Bucarest.
Que la nieve nos empape la cara y la llene de frescor de un aire nuevo, que los niños nos llenen de alegría y fuerza, que el Parlamento se nos quede grande, muy grande, que el chocolate de La Embajada Española nos haga sentir el calor de la Rumanía más increíble, que nuestras retinas se queden con cada uno de los paisajes que nos encontremos, que nos sirva de experiencia y de enseñanza y que podamos traer de vuelta absolutamente todo lo que aprendamos.



Un viaje hacia el infinito, hagámoslo juntos

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